miércoles, 17 de febrero de 2010

.... DE CÓMO SE DIVERTÍA LA JUVENTUD DE BOLMIR ALLÁ POR LOS AÑOS 30 DEL SIGLO PASADO Y OTRAS ANÉCDOTAS.

Una de las costumbres de estos pueblos, era que cuando una moza se iba a casar, el novio tenía que pagar "LOS DERECHOS" o "LA CANTARA DE VINO" a los mozos del pueblo de la novia.
El día de la boda, acompañaban a los novios en la ceremonia, y después de la poca comida, había juerga a raudales.
En aquellos años en que el mejor hotel y el único para pasar la noche de bodas era la casa de la novia, las bromas se sucedían porque siempre había alguna amiga que se sabía cual era la habitación que iban a ocupar, y claro, no faltaban los voluntarios para adornar el somier con campanos y otras lindezas semejantes.
En cierta ocasión en que el novio se negó a pagar "LOS DERECHOS", los mozos les dijeron una cencerrada que duró 40 días.
Se juntaron los mozos y las mozas, una pareja se vistió de novios, otra hacía de padrinos y el padrino para diferenciarse del novio, se ató a la bragueta del pantalón un campano, otro de los mozos se metió a la sacristía y le cogió una sotana al cura y en un coche de caballos que habían alquilado a "Pano" el de Reinosa, se presentaron en casa de los recién casados.
Todas las noches lo celebraban, por las mañanas se iban a trabajar, en las tierras con el ganado.... pero en cuanto acababan las tareas del campo, vuelta a la juerga, cada día había mas concurrencia.
A los ocho días se celebró un bautizo, vistieron a un perro con las galas adecuadas para la ocasión, "el cura" volvió a ponerse la sotana y con los padrinos más espléndidos que se conocieron en aquellos tiempos (pues los niños del lugar no recuerdan haber comido en ningún otro bautizo tantos caramelos) se dispusieron a continuar la fiesta.
La familia de la novia se enfadó mucho, tiraba tiros por la chimenea de la casa para asustarles, incluso llamaron a la Guardia Civil, pero ni con eso lograron estropearles la fiesta, al contrario, todabía los mozos eran capaces de encontrar cosas nuevas para divertirse.
Había unas huertas con árboles y no se les ocurrió otra idea que poner un saco lleno de hierva en cada árbol con un campano, cuando venían los guardias, tocaban un campano, los civiles se acercaban al árbol pensando que allí estaban los mozos, pero que va, ya estaban en otro árbol tocando otro campano.
No se sabe si los mozos acabaron la cencerrada por la Guardia Civil o por el cansancio de tanta noche de fiesta.

1 comentario:

  1. Muy bello...recordar tiempos pasados es una gozada, la guardia civil siempres estaba alerta a los jaleos, jajajajaja, muy interesante lo que he leido un abrazo!!!

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